/ 10 de febrero de 2020

Las mujeres han estado en el mundo tecnológico desde los comienzos de la programación, incluso cuando no existían los ordenadores, allá cuando se cocían los primeros algoritmos y teorías computacionales. Es curioso pensar que antes había más mujeres que programaban que ahora. Diferentes factores como la introducción del ordenador personal, la conformación del “estereotipo de programador”, la consideración de los estudios de informática como ingeniería o el peso que ha adquirido exponencialmente con los años, conforman ese techo de cristal que ha ido reduciendo el espacio en este sector para las mujeres.

Sin embargo, siempre hemos estado ahí; aunque los libros de historia no nos nombren, aunque las revistas tecnológicas no nos citen tanto y aunque avanzar en este mundo suela implicar un ejercicio continuo de tener que demostrar nuestra valía.

Se acerca el 11 de febrero, y para conmemorar el día de la mujer y la niña en la ciencia, vamos a dirigir la mirada al presente, hacia la multitud de mujeres que hoy en día hacen de la programación y la tecnología en general, su trabajo o su afición. Vamos a hablar de sus proyectos, de lo que han conseguido, de lo que contribuyen y de que lo hacen todos los días del año, aportando diversidad, grandes ideas, grandes proyectos y mejores aplicaciones, todas de software libre.

Nuestra primera heroína es Zui Dighe, el proyecto que desató su entusiasmo por el software libre y el campo de la salud fue la aplicación Sana que incluye herramientas para la recolección, transmisión y análisis de datos médicos. Después comenzó a trabajar en un nuevo proyecto en Uganda enfocado al transporte de vacunas que con la incorporación de sensores obteniendo datos en tiempo real, ayudaba a detectar las irregularidades de temperatura de las mismas. Tras el éxito de esta implementación, se involucró con otra idea basada en el uso de Arduino para monitorizar factores ambientales y así determinar las necesidades energéticas del sitio en cuestión.

Siguiendo el hilo del ámbito sanitario, nos encontramos a Dana Lewis. Dana es la creadora del OpenAPS (Open source Artificial Pancreas System movement), un proyecto que brinda apoyo a las personas con diabetes para que creen un dispositivo acorde a sus necesidades.

Su motivación inicial era hacer que las alarmas del CGM (Monitor Continuo de Glucosa) sonaran más fuertes. Estas alarmas se disparan cuando se detecta que los niveles de azúcar en sangre sobrepasan los límites, pero ¿qué ocurre cuando estas alarmas suenan de noche? ¿son lo suficientemente fuertes para despertar a alguien? A raíz de esta preocupación, Dana adoptó un enfoque alternativo, pensó que en vez de cambiar los dispositivos existentes, podría añadir nuevas herramientas para que fuera el dispositivo el que se adaptara a las personas, haciendo predicciones y recomendaciones personalizadas. Siendo, finalmente, la diseñadora de uno de los primeros sistemas de páncreas artificial.

Ahora vamos a cambiar de país y de ámbito. Viajamos a España para presentar a Amaya Rodrigo, la primera mujer europea en desarrollar en Debian. Amaya cuenta que en su casa veían el ordenador como una pérdida de tiempo bastante cara aunque ella siempre había querido uno. Este tipo pensamiento acompaña los inicios de muchas mujeres en el mundo de la informática. Un estudio de Cambridge destaca que uno de los elementos que favorece esa brecha de género es este retraso al inicio: “Ellos empiezan a usar ordenadores a una edad media de 12 años y ellas a los 14,5. Ellos tienen su primer ordenador a los 15 años y ellas a los 19”. Amaya también es cofundadora de Debian Women, ha estado dos años en la junta de Hispalinux y actualmente trabaja como desarrolladora en Artefactual.

Estas tres ingenieras han hecho aportaciones importantes usando software libre. Pero si hablamos de aportaciones al software libre deberíamos hablar también de otras personas como Montserrat Boix. Ella es una periodista española que, a principios de 2000, elaboró el concepto de ciberfeminismo social y que, según sus palabras: está asociado a organizaciones, redes y movimientos sociales que han incorporado las TIC como canales de comunicación con una tradición de pensamiento y acción anterior a la aparición de las redes en Internet donde grupos tradicionalmente marginados reclaman nuevos espacios políticos. En 1996 creó Mujeres en Red, un periódico feminista, desde donde se reflexiona sobre contenidos de género y tecnologías, siempre promoviendo el uso del software libre. Montserrat trabaja en los servicios informativos de televisión española y ha escrito muchas publicaciones interesantes.

Son mujeres que, desde diferentes ámbitos, fruto de la diversidad existente en las ingenierías, están trabajando en algo que les motiva y les entusiasma. Están haciendo descubrimientos, innovaciones, reflexiones y, al más puro estilo de la filosofía del software libre, lo están compartiendo con el resto. Para que al final ésto se convierta en un trabajo cooperativo, un flujo de conocimiento que se hace más rico conforme más diversidad haya y se nutre del intercambio de ideas. Esto permitirá obtener resultados que tengan en cuenta la pluralidad de la sociedad y no solo la de una parte de la población.

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